Crash

Con una noticia que me dejo desahuciado, me levanté el domingo con menos lagañas en mis ojos. La vista mejoraba, pero seguía abajo. En el fango, pues. Bien enterrado entre la porquería de vida que me cobija. Puto amor, por qué se impone a la razón y la perturba, eh?

El sábado por la noche me perdí como dos horas para llegar a una fiesta que estaba hasta la mera punta del cerro de la estrella. Manejé solo. Deprimido y cantando un rock muy doliente. Llegué al lugar, caras conocidas, más de las que yo esperaba. Veneno en todas partes. Toda la dosis concentrada en un sillón. Opté por llenarme de opiáceos y encerrarme en el carro con dos o tres yonquis más. Le huí a mis miedos, a mi depresión. No soportaría mirarte a los ojos de nuevo. No después de la orden de fusilamiento. Ordenaste ¡fuego! y el pelotón reacciono disparando a mansalva. Cuando caía pensé en gritar libertad, pero no. Fue tu nombre.

El domingo pasó sin sobresaltos. Fue otro domingo como los mil y tantos que resuelvo picando el control remoto de la tv. Hurgé en la pc, perdí mi tiempo buscando más poesía de Acker pero no encontré nada. Vi tu foto de nuevo. Me flagelé un rato más y eche de menos a mi diller. Quiero inyectarme una vez más, provocarme un espasmo por sobredosis, vomitar el espinoso veneno, morir de ti. Pero nel. Mi vida sigue en el abismo pero pienso aprovechar mi depresión. Hoy me asumo, junto a un vaso de coñac, un “crash death”. Que más puedo hacer sino cavar mi propia tumba creando un grupo literario. Sin amor, sin ti, no importa ya. Pueden dispararme por la espalda. Hagan lo que quieran conmigo.

Israel Chávez

Pd. STRONG, STRONG, STRONG